En esta obra se aborda el estudio de aquellos elementos del comportamiento humano más constantes y universales, y que tienen una conexión menor con la religión profesada por cada uno o por cada grupo. Llenan una parcela importante de la vida, junto a lo que ocupan los sentimientos y la religiosidad con sus satisfacciones y deberes, que han sido objeto de estudio en los precedentes capítulos. La localidad de nacimiento para la mayoría o de nueva residencia para una minoría, era el encuadre físico donde la vida de las personas se desarrollaba. Vivían en un pequeño conjunto de casas formando las aldeas y el símbolo que con más fuerza las aglutinaba era la parroquia. Tres líneas siguen este estudio, que sería la parroquia como centro de culto público, como núcleo de servicio religioso privado y como centro de atención indispensable de reunión.