Los cambios ocurridos después de la conquista de la mayor parte de al-Andalus por los cristianos obligan a plantearse factores de continuidad y de ruptura en la situación de las elites sociales islámicas que, o bien emigraron a territorio islámico con la experiencia acumulada de sucesivos cambios de residencia y de adaptación a un mundo en constante evolución, o bien permanecieron en sus lugares de origen con el fin de amparar a los musulmanes que decidían no emigrar. A lo largo de la obra se intenta conseguir una caracterización de las elites políticas y religiosas islámicas bajo dominio cristiano, viendo qué rasgos son comunes al periodo islámico propiamente dicho y, posteriormente, al mudéjar.