Este estudio plantea cuestiones como la adaptación de los individuos que emigraron o que fueron expulsados y que, atraídos por las posibilidades de empleo en la Compañía Guipuzcoana, llegaron voluntariamente de la Península a Venezuela en la segunda mitad del siglo XVIII. Una vez asentados en el puerto de La Guaira establecieron relaciones de endogamia que fueron perpetuadas por lo menos durante tres generaciones, incluso después de ser expulsados por su participación en la conspiración de Gual y España en 1797 y, definitivamente, en 1821. Reunidas las familias dispersas en la diáspora se establecieron en Puerto Rico donde la cohesión entre ellos los ayudó a crear allí empresas comerciales que, con el tiempo, favorecieron las inversiones agrícolas. Pero esa misma cohesión que inicialmente las había sostenido, encubría la debilidad de la estructura creada y hacia 1870 se produjo su colapso.