Serny, andaluz de nacimiento, desarrolla su trabajo en Madrid, donde reside desde la infancia. El artista da a cada una de sus creaciones una personalidad muy acusada; toma la realidad de manera subjetiva y la vierte en una obra inmensa que incluye el dibujo, la ilustración, el cartel, el retrato, la pintura, la pintura mural y el grabado. A lo largo de su trayectoria mereció una gran consideración tanto hacia su obra como a su persona. Escritores, artistas y críticos de arte vieron en él a un maestro y en su recorrido artístico la esencia de una de las vertientes de la pintura contemporánea.