Se hace un estudio de la estancia de Neruda en España (desde 1934 hasta la Guerra civil) y las relaciones con Lorca, Alberti, Miguel Hernández…, poetas que fomentan su gusto por los escritores de los Siglos de Oro. Durante el resto de su vida evocó este período, que le hizo valorar el mejor legado: la lengua. La segunda parte de la monografía se centra en los “Cien sonetos de amor”, un libro compuesto en la madurez, cuando se enamora de Matilde Urrutia. Escribe sonetos con huellas de los clásicos, pero con tersura contemporánea.