Diversas novelas publicadas a partir de los años ochenta del pasado siglo están protagonizadas por individuos que comparten una misma situación existencial: han perdido lo que podría denominarse su lugar en el mundo y se sienten, de acuerdo con el término empleado tanto por Heidegger como por Freud, “unheimlich”, es decir, extraños con respecto a sí mismos y al entorno. Se trata de personajes desarraigados, sin memoria del pasado ni vínculos de parentesco o de otra clase en el presente, condenados a errar por espacios siempre ajenos. ¿A que corresponde esta concurrencia temática?, ¿por qué la narrativa de finales del siglo XX y comienzos del XXI se ha poblado de vagabundos? Si, como sostiene Susan Sontag “los dos polos del sentimiento peculiarmente moderno son la nostalgia y la utopía”, ¿qué sucede con este “lamento” en la postmodernidad? ¿Continuamos en nuestros días sintiendo nostalgia? A estas preguntas pretende dar respuesta la presente investigación.