Con la muerte de Alfonso VII en 1157, seguida de la entronización de su hijo Fernando II, se inició una nueva etapa en la historia del reino de León que terminaría en 1230 cuando, al fallecer Alfonso IX, su hijo Fernando III de Castilla consiguió el trono leonés. Estas circunstancias hacen de León un excepcional campo de trabajo para el estudio de las relaciones que mantuvo la nobleza con el poder regio. En este libro se analizan las principales parentelas leonesas y los nobles foráneos instalados en el reino, así como las relaciones políticas que entablaron con los últimos soberanos leoneses, desde distintas perspectivas: la corte como espacio de poder y sociabilidad, la génesis de las Cortes, el gobierno territorial y las recompensas vasalláticas, así como la participación nobiliaria en las relaciones entre reinos y en los problemas de sucesión dinástica. Todos estos puntos de vista muestran la relación simbiótica que mantuvieron en esa época reyes y nobles.