El presente libro investiga sobre un momento clave en la historia militar de México. Tras la derrota española en la Guerra de los Siete Años (1756-1763), los Borbones impulsaron una serie de reformas que transformaron el sistema defensivo del imperio americano, convirtiendo a las milicias, hasta entonces unas fuerzas improvisadas para casos de emergencia, en el cuerpo más numeroso. Estas unidades, armadas pero no militares, eran, en muchos aspectos, reflejo del orden social reinante, porque en ellas se implicaban los distintos grupos de la sociedad y constituían un nuevo espacio de poder, que coparon las élites locales. En San Luis Potosí, una región periférica del imperio, pero de gran riqueza argentífera e importancia estratégica por su ubicación al noreste del virreinato de Nueva España, se establecieron varios cuerpos milicianos desde 1767. El análisis de su formación, desarrollo y relación con la sociedad local nos proporciona un mayor conocimiento de la organización social y política de la región potosina a finales del periodo colonial, así como de la evolución de los propios milicianos durante la guerra de independencia, en la que, a pesar de su fidelidad a la causa realista, terminaron apoyando el plan independentista de Iturbide