Migración, parentesco y comunidad trata de un pequeño pueblo abulense llamado Becedas, ubicado a casi mil metros de altura en las estribaciones de la Sierra de Gredos. El estudio que se muestra en estas páginas está basado en un total de dos años de trabajo de campo entre 1969 y 1973, época en la que el autor y su familia compartieron vida con los becedanos. Becedas es renombrado. Santa Teresa de Ávila vivió en el pueblo varios meses y contó con sus experiencias en su autobiografía. Durante siete años seguidos, Miguel de Unamuno veraneó en Becedas y en un capítulo de Andanzas y visiones españolas ofreció sus impresiones del pueblo y su campo. Hoy día, casi medio siglo después de la estancia del autor en Becedas, esta monografía, traducción publicada en inglés en 1975, se ha convertido en historia, una memoria tanto descriptiva como teórica de la vida rural castellana en aquella época. Los lectores encontrarán en esta obra un detallado retrato de un pueblo en el que regían unas formas de vida comunitaria antes bastante extendidas por Castilla, pero ya casi por completo desaparecidas. El libro cuenta paso a paso las transformaciones radicales en las relaciones económicas y sociales que se experimentaron no solo en Becedas, sino también en centenares de pueblos agrícolas en aquellos años. Se tratan, asimismo, varios aspectos del éxodo rural: su magnitud, las diversas motivaciones de los migrantes y las relaciones entre estos y los vecinos del pueblo. Durante los últimos años del franquismo y, a pesar de la emigración aguda, los mecanismos tradicionales de integración social no solo sobrevivieron, sino que salieron reforzados. Se retrata aquí, en suma, una visión de un momento histórico, efímero en la vida rural castellana y que ha pasado ya a la memoria, pero que aún permanece cono un testimonio de la capacidad humana de luchar para conservar un sentido de comunidad.