Esta obra tiene por objeto mejorar nuestros conocimientos sobre el funcionamiento de los templos y su personal en torno al tercer milenio antes de nuestra era. El propósito no es mostrar un mero inventario de una cohorte de sacerdotes y sacerdotisas, sino más bien comprender lo que hacían los múltiples actores de la liturgia dentro y fuera de los templos. La autora ha tratado de evitar la trampa de la generalización de un estudio diacrónico y la de los lugares comunes literarios, basándose en el hecho socioeconómico puesto que esa es la naturaleza de las informaciones que aportan las fuentes.