En la transición del Antiguo Régimen a los regímenes constitucionales del siglo XIX, las dos monarquías ibéricas tuvieron que hacer frente a un nuevo problema, el de la integración de sus territorios coloniales en el nuevo sistema político. La solución encontrada para este común reto fue similar: el conjunto de aquellos territorios comenzaría a formar parte de una única "nación" sujeta a un mismo gobierno y, en principio, a una misma ley constitucional. Esta solución situó en el centro del debate político y doctrinal la cuestión de cómo hacer que aquellos espacios no europeos y sus poblaciones estuviesen representados en las instituciones metropolitanas, un aspecto esencial de la vida política en los sistemas liberal-democráticos. En este volumen se encuentran algunas de las respuestas que a lo largo del siglo XIX -en el caso de Portugal, también en el siglo XX- se fueron dando al problema de la representación política colonial en diferentes momentos y contextos constitucionales. Los autores reflexionan tanto sobre las tensiones que se suscitaron como sobre las doctrinas que se fueron acuñando, incluida la propia negación del derecho de representación a las colonias. Analizan cómo se desarrolló la vida política y el modo en que se hicieron las elecciones, e identifican mediante biografías individuales y colectivas a los diputados ultramarinos, así como a los grupos e intereses que defendían. En definitiva, el libro proporciona un relato del ejercicio de la representación política y del derecho de ciudadanía en los distintos territorios coloniales de España y Portugal y muestra las similitudes y diferencias entre ambas experiencias históricas.