La asociación de figuras a soportes arquitectónicos tiene su origen en la arquitectura egipcia de las dinastías XVIII y XIX, es decir, unos 1.500 años antes de Cristo. La experiencia egipcia la aprovecharon los griegos y los romanos. La desaparición del Imperio Romano y la fragmentación de Europa hacen que caigan en desuso. Con la arquitectura románica resurge la vinculación de figuras y columnas. Esta obra hace un recorrido histórico de la utilización de soportes con figuras en la arquitectura gallega y del norte de Portugal, desde el Románico hasta el siglo XVIII.