Desde hace dos mil quinientos años, la retórica y, dentro de esta, el capítulo del ornatusy, dentro de este, el de las figuras retóricas, está preocupando a los especialistas en la materia. Y no son las figuras en sí —la prueba de ello es el hecho de que numerosas denominaciones (metáfora, sinécdoque, onomatopeya, etc.) son de origen griego—, la problemática se sitúa en la categorización de las figuras, para las que, después de la cuatripartición que en su día propuso Quintiliano, los retóricos no han dejado de ofrecer clasificaciones diversas. La sistematización que se propone en este libro pretende ofrecer una ordenación más coherente y una ampliación del registro a dos tipos de figuras que el autor llama figuras grafémicas y textológicas. La excelente obra de Miguel d’Ors, al que le une una gran amistad desde hace cincuenta años, proporciona al autor la posibilidad de analizar un material literario inagotable.