En 1783 el intendente de Venezuela, Francisco de Saavedra, comentaba lo aniquilada que se hallaba la provincia, la languidez del comercio, la despoblación y la pobreza general. El eco de sus afirmaciones entonaba una retahíla ya centenaria, fundada de antiguo en una región tan diversa como desatendida por su falta de riquezas minerales. A pesar de tantas carencias y penurias, aquel desconcierto de sociedades ancladas a este territorio se levantó como república independiente, la primera en toda Hispanoamérica, surgida de la implantación colonial y, sobre todo, de sus propias formas de sobrevivir mientras estuvo fijada a los intereses imperiales. Esta investigación revisa con cuidado ese proceso de fijación asido a las necesidades metropolitanas de control territorial, deteniéndose en la conformación de las relaciones con la naturaleza donde se fundaron aquellas posesiones ultramarinas. La cohabitación con esa naturaleza y todas sus manifestaciones representadas en fenómenos, morfologías, ambientes, vegetación, animales y microorganismos devino en incomodidades insalvables, desastres, epidemias, vulnerabilidad, y una materialidad siempre deficitaria que contribuyó con esos padecimientos. A duras penas reúne largos años de revisión documental en archivos y bibliotecas de América y Europa. Con un enfoque analítico transversal, reconstruye los siglos coloniales en las regiones hoy venezolanas, discutiendo categorías y derroteros metodológicos tradicionales y recientes, con base en propuestas críticas que llaman a debate más allá de su objeto de estudio particular, explorando conceptos y generalidades sobre la sociedad colonial hispanoamericana.