Durante la Segunda Edad del Hierro, en la Meseta Norte, el puñal se constituyó como el arma más icónica de la panoplia de sus gentes. La presencia de esta pieza en multitud de ajuares funerarios revela que no fue solo una simple herramienta del oficio de la guerra, sino también un objeto de prestigio, un indicador de estatus y un símbolo de pertenencia a un grupo afín a la elite. Este libro estudia los puñales en el Alto Ebro y el Duero Medio durante la Segunda Edad del Hierro. La investigación se centra en analizar de forma pormenorizada cada una de las tres dagas de producción local de la zona, es decir, los puñales Monte Bernorio, los de Enmangue en Espiga y los de Filos Curvos, los cuales son, sin duda alguna, los más abundantes de la zona. El análisis de estos tres tipos puñales se hace desde un punto de vista morfológico, estructural, decorativo, geográfico y cronológico, lo que ha permitido conocer la evolución del arma y cada una de las partes que la componen desde finales del siglo V a.C. hasta la romanización. Asimismo, se intenta dar una explicación a la existencia de los puñales alóctonos hallados, tales como los puñales bidiscoidales o de frontón. Finalmente, el trabajo se cierra con un capítulo dedicado al origen del pugio romano y, particularmente, a las influencias del puñal de filos curvos sobre la daga romana.