¿Hubo un plan secreto que relaciona Fátima con el Cardenal Wyszynski, Juan Pablo II y la caída del imperio soviético? Tal es el interrogante que plantea el nuevo documental que acaba de lanzar Goya Producciones. Su título es revelador: “El Misterio de Juan Pablo II: De Fátima al Fin del Comunismo”. El documental es una ágil adaptación española de la película polaca Tajemnica tajemnic, producido por Rafael Porzezinski y dirigida por Agnieszka Porzezinska y Pawel Sobczyk, con la colaboración de un brillante elenco de expertos y testigos, como el exsecretario de Juan Pablo II y hoy cardenal de Cracovia, Stanisław Dziwisz. Este documental sugiere que la caída del comunismo no se decidió en la poderosa Unión Soviética... sino en la humilde Polonia. ¿Hubo un plan oculto que guiaba los acontecimientos? ¿Tenía algo que ver con el Mensaje de Fátima? ¿Jugó algún papel la Virgen de Czestochowa? Existen indicios de que así fue. Entonces, ¿de quiénes se sirvió la Virgen para sus fines? Esta epopeya la protagonizan el Cardenal primado de Polonia Stefan Wyszynski, Juan Pablo II, el pueblo polaco y... la Virgen. Lo revelan testigos de primera mano, apoyados en imágenes impresionantes de los archivos de la televisión y del episcopado polacos. La Historia nos muestran cómo la masiva devoción polaca a María, ridiculizada y perseguida por los comunistas, de pronto se convirtió en la fuerza de la Iglesia. Wyszynski fue el símbolo de la resistencia a la dictadura atea. “Ningún Zar va a sentarse sobre el altar”, profetizó desde la cárcel. Y de ese corage surgió la figura de Karol Woytila, el Papa que debió ser asesinado. ¿Qué milagro le hizo sobrevivir al disparo certero de un asesino profesional? Según apuntes de Sor Lucía, citados por un testigo, al consagrar el mundo al Inmaculado Corazón de María, Juan Pablo II cambió el curso de la historia: evitó la guerra nuclear prevista para la década de los 80. Una guerra entre la OTAN y el Pacto de Varsovia, hubiera costado millones de vidas y destruido docenas de ciudades. Un documental que inserta la próxima canonización de Juan Pablo II en una perspectiva nueva cuajada de interrogantes acerca de la acción divina en la historia.