La tercera película de la saga “Dios no está muerto”, que completa su título con la frase “Una luz en la oscuridad“, es un caso judicial que presenta la reflexión sobre la presencia de la Iglesia en los espacios públicos. Tras el fallecimiento de su mejor amigo en un incendio provocado en su parroquia, el Reverendo Dave verá probada su fe frente a todos y frente a sí mismo.