El Libro de la Vida, más que una autobiografía es una relación en torno a su vida espiritual. La Santa escribe un relato en el que va espigando episodios de su vida, algunos episodios biográficos de su infancia. Vamos a ver algo en los primeros capítulos de su juventud, adolescencia, su ingreso en la vida religiosa… que son episodios que le permiten descifrar, de alguna manera, el sentido profundo de su vida. Cuando ella envía el libro al Padre García de Toledo, que era su confesor y el que le indica que escriba, ella dice que “le fia su alma” ¿Por qué? Porque en ese libro ella ha puesto su alma. Más que su vida, va su alma. El libro contiene su alma. Y en ese libro, frecuentemente, casi siempre, el protagonista principal, el actor principal de la historia no es Santa Teresa. sino Dios. Ella, como si dijéramos, es coprotagonista del libro, pero el protagonista es Dios. Por ejemplo, en el capítulo primero empieza: "En que trata de cómo comenzó el Señor a despertar esta alma en su niñez". Fue el Señor el que la despertó. Ella no hizo nada. El Señor es el agente de lo relatado, el que realiza las acciones. Por eso también, muchas veces, a lo largo del libro, vamos a ver que la Autora se pone en diálogo con el Protagonista secreto del libro, que como decimos es Dios. Se dirige a El como si el Señor fuera un lector o un destinatario más de la Obra: "¡Oh Señor mío!, pues parece tenéis determinado me salve, ¿no tuvierais por bien que no se ensuciara tanto posada adonde tan continuo habíais de morar? Fatígame, Señor, aun decir esto".