"Al igual que la mayoría de los cristianos de su tiempo, Ana Catalina no había leído la Biblia jamás, pero estaba convencida de que lo que veía estaba en la Biblia. Ella no daba a sus visiones el mismo valor que a la enseñanza de la Iglesia, y desde niña contemplaba sus visiones como quien ojeara un libro de estampas; una vez que Ana Catalina se quejó de sus visiones, su ángel la reprendió: ?Tú no sabes a quiénes llegarán ni el bien que harán estas visiones?. Las visiones de este libro son revelaciones privadas que nadie está obligado a creer. No son dogma de fe y no añaden nada al depósito de la fe que custodia la Iglesia. Pero son una conmovedora ayuda para acercarnos a contemplar la Pasión de Cristo, esclarecen poderosamente nuestra comprensión de los hechos, y nos ponen cara a cara con nuestras responsabilidades y contradicciones.Las visiones de la beata Ana Catalina no son el credo ni los evangelios, pero robustecen nuestra fe, estimulan nuestro amor y fortalecen nuestra esperanza". (Del Prólogo, Cardenal Antonio Cañizares Llovera)