La historia de nuestra vida es la historia de la misericordia de Dios, la historia de todas las veces que hemos caído y con sus manos llagadas nos ha levantado... A lo largo de las páginas de este viacrucis vamos a recorrer el camino del amor, deteniéndonos a contemplar la mayor demostración de amor de la historia de la humanidad: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. No hay corazón humano que no se conmueva meditando la pasión, viendo a todo un Dios que está dispuesto a dar su vida en la cruz, un Dios que quiere conquistar nuestro corazón amando hasta el extremo. Pero los cristianos no amamos la cruz por sí misma; la amamos porque Jesús está en ella. El crucifijo es una biografía escrita con nuestras miserias, pero es también la respuesta de Dios a nuestro pecado, la prueba más tangible de su amor incondicional. Por eso, además de ser un signo de vergüenza, la cruz es un símbolo de esperanza, porque proclama a gritos que Dios nos ama siempre. Jesús, verte crucificado nos enamora.