El libro Un nuevo teólogo: el Sr. Fernand Laudet de Charles Péguy podría considerarse “un panfleto a la vieja usanza” apasionado, irónico, exabrupto y belicoso, que nació, principalmente, como respuesta a un artículo muy crítico sobre su obra Misterio de la caridad de Juana de Arco —publicado en la Revue Hebdomadaire por François Le Grix, pero cuya autoría, en un primer momento, Péguy erróneamente atribuyó al director de dicha revista, Fernand Laudet— y vio luz en forma de comunicado en el número 7 del Boletín de los Profesores Católicos de la Universidad. La polémica desatada —unas semanas más tarde Fernand Laudet escribió un artículo en defensa de su colaborador Le Grix y Péguy publicó su comunicado, con algunas páginas añadidas al hilo del debate, en el segundo Cahier de la Quinzaine de la decimotercera serie— tuvo mucha repercusión, llegó hasta Bélgica y Canadá y no dejó indiferente a nadie. Además de Laudet y Le Grix, en el comunicado Péguy se enfrentó también con Salomon Reinach y Gustave Rudler, ya que este último había incluido otra recensión crítica —escrita por “Pons Daumelas” (seudónimo de Langlois)— en la Revue Critique des Livres Nouveaux. Y es que para el escritor de Orléans estos adversarios representaban el “partido intelectual” contra el que el autor luchaba desde hacía años y en el que identificaba el ateísmo burgués, el “ateísmo sin esperanza”, que consideraba peligroso porque su resultado sería una religión “razonable”, la corrupción de la fe y la disolución del pueblo cristiano.