En los últimos tiempos ha prosperado la idea de que habitamos un páramo cultural, de que la literatura y el resto de las artes viven una decadencia y de que las élites intelectuales ya no son lo que eran y el pueblo tampoco. La gente―lamentan los pesimistas de derechas y de izquierdas― cada vez lee menos y no deja de tener sentido que así sea: los libros que se publican no merecen sino el desdén.
En Vida inteligente, Gonzalo Altozano demuestra que este relato no es verdadero o que, en caso de serlo, sólo lo es parcialmente. Conversa a lo largo de sus páginas con un puñado de hombres de los que no sólo puede decirse que sean inteligentes y cultos, que por supuesto, sino también que gracias a su inteligencia y a su cultura han logrado reconocimiento, prestigio y fama.
El lector está, por tanto, ante algo más que un libro de entrevistas. Primero, ante la prueba de que hay pocos motivos para el pesimismo cultural y muchos, en cambio, para la esperanza; y, segundo, ante una obra indispensable para conocer mejor la época que habitamos y reflexionar sobre cómo debemos habitarla.