Dios, en Cristo, ha dado la palabra definitiva a los hombres. Él es la Verdad sobre el ser humano y el camino que conduce a la vida. A partir de este momento entramos en los últimos tiempos, pues tan solo queda la libre determinación del hombre con Cristo o contra Cristo, continuando hasta su victoria final la perenne lucha entre la mujer y la serpiente. Y es que el reino que buscaba la gente era un reino según este mundo, y que debe usar la violencia sin la cual no se puede controlar y mandar. Todos están medidos por el mismo patrón: dominio de unos sobre otros y rechazo al que es la Verdad y la Vida. Y todos adolecen del mismo mal: intolerancia, opresión y menos cabo de la libertad, ya que desconocen la Verdad sin la cual no es posible la libertad. La sentencia es clara: "Si me conocierais a mí, conoceríais la Verdad, y la Verdad o hará libres".