San Marcelino Champagnat dedicó una apasionada vida al servicio de los niños más desfavorecidos. Trabajó para que todos los niños tuvieran la oportunidad de recibir formación espiritual y una educación, para lo cual fundó la congregación de los Hermanitos de María, más conocida como Hermanos Maristas, dedicados a la educación de niños y jóvenes.