Todos tenemos una naturaleza a la vez terrenal y celestial, acompañada por la radiante energía de los ángeles que mantiene en vida a todo el universo. Santa Hildegarda de Bingen conoció ese principio vital y lo llamó Viriditas, la fuerza divina y sanadora de nuestra alma que puede aplicarse ante las enfermedades: libertad frente a las adicciones, generosidad, bondad, verdad y deseo de paz, felicidad, moderación y un alma llena de vida. Pero en cuanto nos alejamos de esa fuerza destruimos nuestra vida por culpa de sus contrarios: glotonería, espíritu de rebelión, cinismo, mentiras y engaños, peleas, infelicidad, desmesura. Son algunas causas anímicas de las enfermedades del aparato digestivo. Esta terapia integral (holística), junto con los 150 remedios aquí descritos, aportan una solución a muchos pacientes considerados «incurables».