La historia de dos hermanos que sobreviven en los años ochenta entre todo tipo de personajes bajo el puente más famoso de Madrid: el puente de los suicidas. Una novela transformadora después de cuya lectura uno sale cambiado para siempre.
Cuando uno sube por la calle Segovia desde el sur, el paisaje queda completamente dominado por el imponente viaducto que pasa por encima de ella. Apenas una semana después de su inauguración, en 1875, los periódicos daban la noticia del primer suicidio y, ocho días más tarde, del segundo. Serían los primeros de una larga lista que iría forjando la triste leyenda del viaducto como destino por excelencia para los madrileños que elegían poner fin a su vida.
Por eso, pocos meses después de la inauguración, se promovió la colocación de más faroles para iluminarlo mejor -también por la presencia en las cercanías, según se decía, de gente de malvivir-, y se planteó la posibilidad de elevar la altura de las barandillas para disuadir a los suicidas. Cuando los diez nuevos faroles se inauguraron, uno de los periódicos satíricos de la época lo justificaba «porque el municipio opina, muy fundadamente, que los suicidas deben ir al otro mundo alumbrados».
Este es el escenario de la nueva novela de Óscar Rojo, quien nos propone un viaje de aprendizaje y madurez por parte de Martín y Marga, dos hermanos que tras la muerte de su madre llegan a Madrid y encuentran cobijo en el submundo del viaducto de Segovia.
Mientras los hermanos se van adaptando a la dureza de su nueva realidad, conoceremos las historias de sus compañeros en este viaje. Pero un día Martín desaparece, y Marga no parará hasta encontrarlo. El resultado es una obra dotada de un realismo periodístico con toques literarios, que arroja una mirada honesta sobre el Madrid de los ochenta.