Este libro quiere guiarnos, a la luz del Resucitado, hacia la fórmula de la creación. Solo en la creación encuentra el hombre unidad consigo mismo y bien común compartido. Solo en ella se descubre un lugar fecundo para que, sembrando la vida, se llene de semillas. La fe en Cristo es vana si se olvida que Él ha venido a salvar la creación y a planificarla. Cristo mismo, sol de justicia, cuyo resplandor nos llega refractado en todos los seres que nos rodean, desplegando la plenitud cromática de ellos. Él está en el origen y en el final, pues ha venido a unir a ambos, a Dios y al hombre. Es la fórmula de la creación: Son los siete días, en Cristo.