Hugo Rahner trató de mostrar que la espiritualidad de san Ignacio está vinculada a toda la gran tradición de la Iglesia y se ha desarrollado vitalmente a partir de ella. Introducción, de Pablo Cervera Los estudios sobre Ignacio tenían, en último término, la finalidad de ilustrar el parentesco metahistórico existente entre la religiosidad moderna y las figuras y obras de espiritualidad de la Iglesia antigua. Así pues, el objetivo científico que configura mis obras es, una y otra vez, la verdad de que, en la Iglesia, lo radical y originario también puede siempre volver a hacerse nuevo y de que el presente vive de la corriente circulante que desde Pentecostés baña e impregna a la humanidad. El propósito [de este libro] lo puedo describir con una palabra: servir en la Iglesia. La palabra servicio es sagrada; encierra en sí todo un mundo de valores que ascienden como en escalones sucesivos hasta llegar al más alto del que la criatura es capaz: el servicio de Dios. Pero es una palabra que ha sido manipulada con el fin de generar esclavos del Estado, manipulando también así a la persona misma que se muestra dispuesta a servir. Por eso, aquellos en quienes está despertando una nueva finura del alma no quieren ni siquiera oír hablar de la palabra servicio, que se ha convertido en sinónimo de la impotente actitud servil de un esclavo o del deber ejecutado sin amor. Hoy tenemos que consagrar de nuevo este servicio, mostrando que todavía hay un reino, uno solo, en el que el hombre cristiano puede realizar su servicio como siervo alegre y libre, como noble soldado: el reino de Dios en la Iglesia. Hugo Rahner