Sin duda es importante hacer memoria de la propia vida; pero la vida no se define, sino que se vive como experiencia de un recorrido. Se pueden contar cosas, trances, éxitos y fracasos, pero todo eso no agota la evolución que ni siquiera puede precisar el sujeto de la misma. Por eso he optado por presentar de modo sencillo mi comprensión actual sobre algunos artículos centrales de la fe cristiana que, al final de la andadura, dan sentido a mi existencia. Esta comprensión es fruto y síntesis de distintas búsquedas y visiones, motivadas en buena parte por los cambios alborotados en la sociedad y en la misma Iglesia durante los últimos sesenta años.