El Concilio Ecuménico Vaticano II es el acontecimiento más importante de la Iglesia Católica en el siglo XX. Fue iniciado por Juan XXIII el 11 de octubre de 1962 y clausurado por Pablo VI el 8 de diciembre de 1965. A pesar de las expectativas y esperanzas de muchos, la época que siguió a ese gran acontecimiento no representó para la Iglesia una “primavera” sino, como el mismo Pablo VI y sus sucesores reconocieron, un periodo de crisis y dificultades sin precedentes, especialmente en los ámbitos doctrinal y litúrgico. Tras el Concilio Vaticano II se abrió una viva discusión interpretativa en el seno de la Iglesia, en la que se enfrentaron dos escuelas: la que proponía una hermenéutica de la continuidad -una lectura del concilio a la luz de la tradición de la Iglesia- cuyo máximo exponente fue Joseph Ratzinger y, por otro lado, la conocida como “Escuela de Bolonia”, que defiende que el concilio produce una ruptura de la Iglesia Católica con su historia y su tradición, dando paso a una “nueva Iglesia”. Profundizar en estas dos visiones ayudará al lector a comprender los actuales avatares que atraviesa la Iglesia Católica, sesenta años después de la apertura de un Concilio que nunca llegó a cerrarse del todo. Roberto de Mattei se aproxima al debate desde la óptica del historiador, a través de una rigurosa reconstrucción del acontecimiento, de sus raíces y consecuencias, fundamentada sobre todo en documentos de archivos, diarios, correspondencia y testimonios de muchos de sus protagonistas. Roberto de Mattei: nació en Roma en 1948. Se graduó en Ciencias Políticas en la Universidad La Sapienza. Es presidente de la Fundación Lepanto. Dirige la revista Radici Cristiane y la agencia de noticias Corrispondenza Romana. Actualmente enseña Historia de la Iglesia y del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en el departamento de Ciencias Históricas, del cual es director. Hasta 2011 fue vicepresidente del Consejo Nacional de Investigación de Italia, y del 2002 al 2006 fue consejero del gobierno italiano para asuntos internacionales. En 2008 le fue concedida por Benedicto XVI la encomienda de la Orden de San Gregorio Magno, en reconocimiento a los relevantes servicios prestados a la Iglesia. Es autor de más de veinte libros.