Si escribiésemos un libro titulado Los antipostmodernos, siguiendo el modelo del modélico Los antimodernos de Antoine de Compagnon, Roger Scruton sería uno de los grandes protagonistas, junto a Chesterton, René Girard, Rémi Brague, Evelyn Waugh, Robert Spaemann, Fabrice Hadjadj, Marc Fumaroli, Nicolás Gómez Dávila y el mismo Compagnon, entre otros. Cada cual ha seguido su camino. El de Scruton, fascinante, se prefigura en un capítulo de Retorno a Brideshead, la magna novela de Waugh. El joven Charles Ryder está deslumbrado por su nuevo amigo de la Universidad de Oxford, el aristócrata católico Sebastian Flyte. Por fin tienen una conversación acerca de la fe, y Flyte aduce, en defensa de la suya, su incomparable belleza. Ryder le afea (precisamente) el argumento, y el joven lord le contesta que es uno de los más poderosos y auténticos que existen. También de los más trascendentales. Roger Scruton ha experimentado ese argumento en su camino hacia el conservadurismo. Especialista en Estética, ha llegado aquí siguiendo la huella luminosa de la Belleza. Pero lo ha explicado desde todos los puntos de vista, con todos los razonamientos. Cómo ser conservador es el compendio de su aventura vital, intelectual y política.