En esta obra se distinguen muchos sentidos de la filosofía cristiana, algunos verdaderos e importantes, otros falsos o confusos. Con ello, intenta demostrar que la fe y una vida formada por las virtudes cristianas fortalece la razón filosófica y la hace más pura y capaz de ver muchas verdades de la fe también por la razón pura, que es pura y purísima en un sentido más profundo de lo que Kant entiende por razón pura. Esto se concreta en los capítulos sobre la persona y su dignidad, sobre la libre voluntad, sobre el alma y su inmortalidad, la ley natural, una defensa de Humanae Vitae, el conocimiento de Dios por las vías de la razón y del amor, y sobre la razón más profunda de la fe cristiana.