¡Que bonito es contemplar cómo lentamente el incienso se va quemando! Lentamente se va quemando y el aroma va impregnando el lugar… Y es hermoso porque se quema y el humo asciende hacia Dios… lento, suave, casi imperceptible… hasta que se consume del todo. A mí esta imagen del incienso me lleva a pensar en María de Betania, cuando quiebra su frasco y unge al Señor, y el aroma de aquel perfume se extiende por toda la casa. El incienso también expande su aroma, hace notar su aroma, al mismo tiempo que se eleva hacia Dios. Este librillo contiene el tercer volumen prometido, con las transcripciones de las adoraciones que tuvieron lugar entre la segunda quincena de julio de 2015 y junio de 2016. Justo antes de salir ya de Valladolid (nuestra querida capilla de Filipinos) hacia Asturias. Cada meditación es un diminuto y pobrecillo granito de incienso. Acércala al Fuego de la Eucaristía y al soplo del Espíritu y deja que se incendie y exhale todo su aroma. Embríagate de ese aroma de Cristo y de su Amor y canta la Bondad de Dios y la Ternura de su Corazón. ¡¡Ojalá que seas arrastrado a ese Océano ilimitado de Amor que es el Corazón de Cristo!! Y que estas meditaciones sean un medio para ello. ¡¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!!