San Juan Pablo II supo escoger magníficamente su santo y amigo predilecto en la persona de san Juan de la Cruz. Nada menos que amigo y maestro encontró en Juan de la Cruz. Él mismo confesó que los estudios realizados al inicio de su vida sacerdotal en torno a la figura del Santo le permitieron percibir, al seguir su ejemplo, que la vida espiritual representa una síntesis específica entre la doctrina teológica y la experiencia de la fe. El presente libro recoge también la relación de san Juan Pablo II con santa Teresita del Niño Jesús y santa Edith Stein. También encontramos su experiencia de Dios y el tema del Espíritu Santo en y a través de la vida del santo papa.