Cuando somos visitados personalmente por el sufrimiento, la injusticia o el fracaso, es común que se vean afectados los fundamentos que sostenían nuestra fe. En estas circunstancias, muchos se escandalizan de Dios y lo abandonan en señal de protesta, casi como un reproche o una venganza por su supuesta indiferencia. Sin ánimo de refutación, este libro propone una actitud superadora: adentrarnos en el ámbito de la paradoja para abordar ese costado misterioso de la vida. Cuando no aceptamos las contradicciones que existen en la realidad y las que hay en nuestra propia persona, permanecemos en un estado de insatisfacción y conflictividad que sabotea nuestro vínculo con la vida. No encontramos la paz. Asumir la paradoja y sus misterios nos ayuda a recuperarla.