La mayoría de las personas en camino de oración están contentas con la práctica de la meditación, y muchos no son conscientes de que hay algo más en la oración, y ese “algo más” es la dimensión contemplativa. La contemplación es un “Fuego Divino” que quema directamente el alma y la santifica y el propósito del autor de este libro es encender ese Fuego Divino. El autor explica cómo la persona puede recibir la oración como un regalo, porque la contemplación es la “comunicación directa y pasiva de la amorosa presencia de Dios al núcleo del espíritu humano”. Además “es una experiencia pasiva, porque la persona recibe pasivamente esta comunicación sin su esfuerzo”. Y ese regalo de la contemplación le da la “libertad de los renacidos”.