Los versos de Eliana son un canto a la existencia y a todas sus vicisitudes. Su obra inicia con un recorrido sobre los sentimientos vividos en la pandemia del covid-19, para complementarse con un diario poético en el que reconstruye su itinerario biográfico en el marco de la parábola del hijo pródigo. La autora acompasa su lírica con la alegría vital de estar en Dios, en el que todo es belleza, contemplación y unidad. El poemario denota un alma apasionada que quiere vaciarse en el Amado, que confluye y reconoce a san Juan de la Cruz como el poeta de poetas y que, desde su propia vivencia, nos revela la experiencia unitiva con la divinidad. Como Eliana nos dice: “Es hora del retorno. Levantémonos juntos y vamos a casa. Alguien nos espera”.