El lector reconocerá en el título de este libro la frase del dueño de la viña a la queja de los obreros que trabajaron desde el inicio de la jornada (Mt 20, 15). Protestaban –quizá con nuestra simpatía– porque los que llegaron últimos reciban lo mismo que ellos. Estos personajes son la expresión de una pregunta inquietante: “¿Es justa la misericordia de Dios?”. Dicho de otro modo: ¿Son compatibles el amor y la justicia? ¿Cómo comprender esta tensión sin traicionar ninguno de sus extremos? Para enfrentar estas preguntas, el autor se propone abordar la misericordia en el contexto más amplio del amor divino, al que podríamos representar como un concierto en el que los distintos atributos ejecutan su parte de la partitura salvífica. En la medida en que nos asemejamos a Dios participamos de su simplicidad, capaz de integrar lo disperso, lo aparentemente contradictorio, en el contexto siempre mayor de la sabiduría del amor.