Desde que los dominicos llegaron a la Nueva España, junto con su labor evangelizadora y misionera, estuvo presente el trabajo apostólico de la teología; primero en cartas, consultas y memoriales; después, a partir de 1540, en los colegios de la provincia dominicana, y en 1554, en la universidad. Los tratados teológicos conservados, los cursos de teología y algunas obras menores, como opúsculos y cartas de contenido doctrinal, ofrecen un material considerable y suficiente para dar cuenta de la pujanza que tuvo la orden en el terreno intelectual de la colonia. No estamos hablando de una obra caduca. Los autores estudiados en este libro, sus teorías y sus tesis, conservan una actualidad impresionante. Es mucho lo que pueden enseñar al mundo contemporáneo.