«A lo largo de este libro manifestamos nuestra profunda convicción de que lo religioso o teologal halla expresión en lo ético, que se hace signo de la autenticidad de nuestro amor a Dios vividos en los ejercicios de contemplación y en toda la práctica litúrgica de la Iglesia. Creemos que la experiencia humana de la exigencia ética entra en consideración como un lugar privilegiado para poder llamar con sentido a una experiencia con el nombre de “experiencia de Dios”. Hay una unión íntima entre fe y ética. La espiritualidad de la ética de los cristianos estriba en la vida teologal, en la intimidad con Dios. El punto de partida del “ethos” es la fe en Dios. Y la fe en Dios se manifiesta en la oración, la liturgia y también en el “ethos” humano; lo decisivo es la praxis del Reino de Dios en solidaridad con todos los hombres» (Los autores).