La poesía de Anna Duart es siempre un asombroso asombro, trate lo que trate o deje de tratar: el de la relación de la finito abierto a lo infinito, que en última determinación necesita descansar: "Eresa la gota que en el mar culmina".
La poesía de Anna Duart es siempre un asombroso asombro, trate lo que trate o deje de tratar: el de la relación de la finito abierto a lo infinito, que en última determinación necesita descansar: "Eresa la gota que en el mar culmina".