Orestes Salvatierra, policía de la Unión Solar, es atormentado cada noche en sueños por niños que le suplican ayuda. Para su vergüenza y tormento, siempre termina asesinando a una niña, sin poder hacer nada por evitarlo. En su sociedad, las mujeres no gestan ni dan a luz por medios naturales: los embriones se congelan y almacenan y los «reajustes» de embarazo están a la orden del día. A raíz de la investigación de un «robo» en una clínica de fecundación, Salvatierra conocerá al excéntrico ginecólogo Lucas Quilis, sospechoso de ciertas irregularidades farmacológicas en uno de los hospitales aéreos de la Tierra. Su labor policiaca le llevará a las más altas cotas de poder y entrará en contacto con rebeldes del sistema interplanetario: personas que valoran la vida y luchan, cada día, por sacar cada una de ellas adelante. El asunto irá implicando a Orestes hasta enredarse en la entraña misma de su subconsciente, y el velo que oculta lo abominable de estas prácticas tan extendidas en su sociedad —tan distópica como la nuestra— comenzará a rasgarse. A través de los entresijos de esta «secta» del submundo, tratará de buscar su redención respondiendo a su eterno interrogante: ¿sueñan los embriones, congelados en sus tanques de nitrógeno?