Es la oración cristiana más conocida, la única que enseñó directamente el Maestro, que no vino a enseñarnos oraciones, sino qué es la oración. Retomando paso a paso el Padrenuestro entramos en el mundo de Dios, del Dios que Jesús ha venido a anunciar. Para que, orando y meditando las palabras del texto, podemos convertir nuestro corazón al auténtico rostro del Dios de Jesús. Para que no creamos en Dios, sino en el Dios de Jesús el Cristo. «Cuando rezo el Padrenuestro estoy pidiendo que tanto yo como los demás podamos conocer el hermosísimo rostro de Dios, el Santo. Que podamos sentir su caridad, fiarnos, confiar, florecer.»