El siglo XXI nos enfrenta a un futuro incierto. Pues desconocemos, no sólo en qué condiciones vivirá el hombre, sino qué significará ser hombre. ¿Qué querrá decir razonar cuando nos inunden lenguajes artificiales? ¿Qué serán la libertad y la responsabilidad al multiplicarse los meta-universos en los que nada nos jugamos?
En 2033 celebraremos veinte siglos del evento más generativo de humanidad que pueda pensarse. En el bautismo ese evento nos toca y se despliega en nosotros. ¿Pueden desde ahí reabrirse los ámbitos donde se genera al hombre, empezando por la familia, la educación, el trabajo?