Una novela sobre la violencia, la culpa y el poder de la suerte, por un autor, ganador del premio Juan Rulfo, de «gran habilidad y pulso narrativo» (El País).
«La prosa de Botero es de una precisión quirúrgica: narra los acontecimientos como si fuera un escalpelo abriendo la piel de la realidad».
Mario Mendoza
El encuentro fortuito entre dos amigos de la infancia es el detonante de esta novela, la cual nos lleva a recorrer la vida de un empresario exitoso y adinerado con un pasado enigmático. Su nombre: Sebastián Sarmiento. Su tragedia: haber perdido a sus seres más queridos. La consecuencia: un sentimiento de culpa que jamás lo abandona. La historia de Sebastián toma rumbos insospechados debido a circunstancias tan simples como una rama seca tirada en el camino, una llamada realizada en el instante preciso y el andar a la deriva por una calle cualquiera.
Esas casualidades, y muchas más, son las que determinan el destino del protagonista, y Juan Carlos Botero se vale de ellas para demostrar que no existen hechos intrascendentes, pues un detalle, por más mínimo que parezca, puede cambiar radicalmente el curso de los acontecimientos y desatar una ola de eventos inesperados. Nuestra fortuna deja de pertenecernos cuando se lanzan los dados y nos convertimos, para ventura o desventura, en caprichos de la suerte.
La crítica ha dicho sobre el autor:
«Escrito con talento y tesón. El resultado, la novela, brilla como un faro que nos indica un camino».
Pere Sureda
«Podría haber sido un niño mimado, teniendo la vida que tenía y, sin embargo, se desliga de la sombra del padre pintor y decide construirse un nombre en la literatura».
Arturo Pérez-Reverte
Sobre Los hechos casuales:
«Una novela insólita».
Juan Cruz, El Periódico de España
«Un canto a la bondad del ser humano en medio de un océano de crueldad que aborda el poder del azar y la culpa».
Miguel Lorenci, La Verdad
«Culto, generoso, con una mirada asombrosamente inocente sobre las cosas, […] Botero ha logrado lo más difícil: narrar con calma la pérdida y cómo ésta genera un cambio radical interior e irreversible, adobado con violencia y dolor».
María José Solano, Zenda
Sobre Las ventanas y las voces:
«Su habilidad, su pulso narrativo, su seguridad como escritor estriba en cómo sabe regular el horror de su descenso a los infiernos».
El País
«Pertenece a esa clase de obras que el lector descubre guiado por el instinto y luego se felicita por haberlas rescatado de la masificación».
La Vanguardia
«Con un castellano claro y despojado, demuestra que tiene madera de constructor
de aventuras con mayúscula».
Tiempo