Un día te miras al espejo y ves la típica arruga que antes no estaba. ¿Qué ha pasado? ¡Que te estás oxidando! Igual que un clavo de hierro expuesto al aire, lluvia, humo, viento, etc., termina por oxidarse y se deteriora de m
Un día te miras al espejo y ves la típica arruga que antes no estaba. ¿Qué ha pasado? ¡Que te estás oxidando! Igual que un clavo de hierro expuesto al aire, lluvia, humo, viento, etc., termina por oxidarse y se deteriora de m