Este importante volumen recoge el método y el afán de san Agustín como pedagogo y catequista. Menos las dos primeras obras, La inmortalidad del alma y La música, todas las demás pertenecen principalmente a la pastoral catequética de san Agustín, actividad que ejerció con mucha frecuencia duran-te cuarenta años. Él es quien acuña la palabra catecismo, quien aclara la cuestión de los «misericordiosos» deshaciendo sus errores, y quien recomienda y desarrolla el diálogo de preguntas y res puestas en La catequesis a los principiantes, con resúmenes de la historia sagrada y de la historia de la Iglesia, brindando riquísimas intuiciones pedagógicas. Algunas obras son resúmenes de las verdades cristianas: quizás la más representativa por su brevedad sea La fe y el Símbolo de los Apóstoles; también des taca por su concisión Sermón a los catecúmenos sobre el Símbolo de los Apóstoles. Y en Sermón sobre la disciplina cristiana expone una regla práctica de vida cristiana.