El cristianismo no está obsesionado por el miedo al sufrimiento. Ciertamente no es ''dolorista''. No es buscador morboso del dolor. Pero no se deja condicionar en su camino hacia la bienaventuranza por el miedo al dolor. Su superación la cifra en la fe, que ilumina el misterio del pecado y de la cruz, y que introduce en los abismos del Amor, más fuerte que el pecado y que el sufrimiento. El dolor llega a quedar implicado en las bienaventuranzas. El cristianimso es religión de vida y de alegría. PEro no porque promenta eliminar el dolo en esta vida, sino porque enseña el puesto del sufrimiento y su valor; y porque nos da gracia para llevarlo con amor, junto a Cristo crucificado.