Este libro saca de la sombra a las mujeres que iniciaron la segunda Orden franciscana junto con santa Clara en el siglo XIII. Los orígenes de las clarisas son narrados a través de sus testimonios. En realidad, todas ellas tienen rostro propio, con personalidades bien definidas, y tomaron parte, movidas por el Espíritu Santo, en la configuración de un estilo de vida fraterno en el seguimiento de Cristo pobre y humilde.