Una escuela para construir el futuro.
En educación, ir a contracorriente no es una simple actitud; ser rebeldes es una convicción para caminar hacia la sociedad que queremos. Un día, de pronto, decidimos dejar de situar el foco en el objeto de estudio y lo pusimos en los jóvenes, los verdaderos protagonistas del proceso de aprendizaje y del cambio. Y entonces comprendimos que para que los jóvenes fueran los verdaderos protagonistas también era necesario dar un giro en nuestro papel como docentes, como familias y como sociedad.
Un profe rebelde puede cambiar un aula, pero una educación rebelde que incluya a todos sin excepción puede transformar una sociedad y lograr un futuro mejor.
Ese es nuestro reto.